Me dejé tantas cosas en verdad, prácticamente prendé mi dignidad por un mal amor.
Me dejé tantas cosas
en verdad, me culpé duramente, más de lo que nunca debí.
Me dejé tan pocas
cosas en verdad, prácticamente prendé mi identidad por un mal amor.
Me dejé tan pocas
cosas en verdad, me negué duramente como me enseñaron a renegar de mí.
Me dejé hacer tantas
cosas en verdad, que me dejé tan poco cariño propio para mí. Me culpé duramente del poco aprecio que me di, pero no podía entregarme algo que no recibí.
Entregué la
confianza, quise escuchar las razones de los errores, pero las mentiras se
convirtieron en la cueva que sólo me mostraba las siluetas de palabras llenas
de falsedades.
Me abandoné al momento de no oír mi intuición, aunque pensándolo bien era ciencia. Frente a mis ojos vi pasar las acciones que comprobaban la tesis; era cualquier cosa menos amor.
Me dejé de
esperar razones, de espera sinceridad, de mendigar cariño, de mendigar reconocimiento.
Salí del bolsillo
dónde mi tenían oculto de los demás.
Aunque las
pesadillas del abandono, de la humillación y el desprecio me acosen por las noches, dejé de tener miedo. Volví por mi dónde sea que me haya abandonado.
A pesar de todo lo que perdí, la confianza que me robaron y el tiempo que me arrebataron, gané mi libertad de las mentiras de las cuales no se podía hablar, debía superarlas porque "no sabías lo que hacías".